
Vivimos en una era donde el pensamiento positivo se ha convertido en un mantra casi incuestionable. Nos dicen que «todo depende de cómo lo veas», que «mantén la mejor actitud y todo saldrá bien». Pero, ¿qué pasa cuando nos sentimos mal? ¿Significa que estamos fallando en nuestra forma de pensar?
Pensamiento Positivo: ¿Inspiración o Represión Emocional?
El problema del pensamiento positivo no es su intención, sino su aplicación. Cuando se convierte en una exigencia para ser felices a toda costa, puede generar más sufrimiento del que pretende evitar. En la práctica clínica, he visto a muchas personas que llegan con un doble problema: su malestar inicial (ansiedad, duelo, crisis personal) y la culpa por no poder «ver el lado bueno» de la situación.
Nos han vendido la idea de que estar tristes, asustados o enojados nos hace personas «negativas» o «tóxicas». Sin embargo, las emociones difíciles no son un error del sistema; son parte esencial de nuestra naturaleza. La tristeza, por ejemplo, nos ayuda a conectar con lo que realmente nos importa. La ansiedad nos prepara para afrontar amenazas. La rabia nos impulsa a poner límites. Reprimir estas emociones no nos hace más felices, nos hace más desconectados de nuestra propia experiencia.
Psicología que Libera vs. Psicología que Evade
El pensamiento positivo mal entendido se ha convertido en una especie de «pornografía emocional»: un ideal inalcanzable que distorsiona la realidad y genera frustración. En lugar de aceptar la complejidad de la vida, se nos dice que debemos sentirnos bien a toda costa.
Pero la buena psicología no es la que te dice que ignores tu malestar, sino la que te ayuda a entenderlo y atravesarlo. En mi práctica, utilizo herramientas como la Terapia de Aceptación y Compromiso para ayudar a mis pacientes a convivir con sus emociones en lugar de huir de ellas.
El Dolor como Parte del Camino
Intentar evitar el sufrimiento a toda costa nos hace más vulnerables, no más fuertes. La vida, en algún momento, nos golpeará. No podemos evitar las pérdidas, las decepciones o el miedo. Lo que sí podemos hacer es aprender a relacionarnos de otra manera con el dolor.
En terapia, integro técnicas para ayudar a las personas a procesar su malestar de manera saludable. No se trata de eliminar el dolor, sino de transformarlo en aprendizaje y crecimiento.
El Amor Propio No Depende de los Logros
Otra trampa del pensamiento positivo es la obsesión con la «mejor versión de uno mismo». Nos han hecho creer que nuestro valor depende de lo que logramos, de cuán productivos somos o de cuán optimistas parecemos. Pero el verdadero amor propio no se basa en una evaluación de nuestras cualidades, sino en la capacidad de tratarnos con compasión y respeto, incluso cuando fallamos o estamos en crisis.
Conclusión: Menos Filtros, Más Realidad
La felicidad no es una sonrisa forzada ni una lista de afirmaciones positivas. Es un estado de paz interior que surge cuando dejamos de luchar contra nuestras emociones y empezamos a habitarlas. Aceptar la vida en su totalidad –lo bueno, lo malo y lo incómodo– nos permite vivir con más autenticidad y significado.
Si estás pasando por un momento difícil, recuerda: no necesitas pensar positivo para salir adelante. Necesitas permitirte sentir, comprender tu dolor y seguir avanzando. La clave no es evitar el sufrimiento, sino aprender a vivir con él sin perder de vista lo que realmente importa.
En psicoterapia puedo guiarte en este proceso.
Jefferson Bastidas