
Una reflexión crítica desde la psicoterapia basada en evidencia
Vivimos una época en la que el acceso a información sobre salud mental y bienestar está al alcance de un clic. Esto, en principio, podría parecer una gran ventaja: personas de todo el mundo pueden conocer prácticas de autocuidado, conceptos psicológicos y herramientas de regulación emocional sin salir de casa. Sin embargo, esta apertura también ha dado lugar a un fenómeno preocupante: la proliferación de influencers del bienestar o “gurús espirituales digitales” que, sin formación clínica, se posicionan y autopromocionan como referentes en temas de salud emocional.
En redes sociales abundan los perfiles que, desde una estética cuidada y un discurso espiritualizado, ofrecen “sanación”, “transformación” o “alineación energética”, prometiendo respuestas rápidas y milagrosas a dolores profundos. ¿Cuál es el costo psicológico de seguir estos caminos? ¿Qué consecuencias puede tener para una persona que busca ayuda real, terminar siendo manipulada por promesas vacías?
Cuando el dolor se convierte en un mercado
Muchos de estos influencers no son simplemente personas con buenas intenciones que desean compartir su experiencia; son figuras carismáticas que han aprendido a explotar el algoritmo, el lenguaje emocional y la vulnerabilidad humana para construir audiencias fieles. Steven Hassan, psicólogo y especialista en dinámicas de control mental y manipulación, ha analizado este fenómeno y advierte que las tácticas que utilizan estos “gurús del bienestar” se parecen, en muchos casos, a las empleadas por líderes de sectas.
A través de estrategias que combinan espiritualidad superficial, marketing emocional y desconfianza hacia la medicina y la psicoterapia, estas figuras terminan cultivando relaciones parasociales que generan dependencia emocional, financiera y, en los peores casos, deterioro de la salud mental.
Tácticas comunes de los gurús digitales del bienestar
- Desconfianza hacia la ciencia y la psicología
Se presentan como “alternativos”, “conscientes” o “despiertos”, promoviendo una visión polarizada en la que la medicina tradicional es “tóxica” y la psicoterapia es “limitada”. Esta narrativa erosiona la confianza en profesionales formados y en prácticas basadas en evidencia, y deja a las personas vulnerables expuestas a consejos sin ningún sustento científico. - Lenguaje espiritual emocionalmente seductor
Usan frases como “tienes que elevar tu frecuencia”, “todo es energía”, “sana tu linaje” o “despierta tu alma”, apelando a una emocionalidad intensa pero desprovista de profundidad terapéutica. Este tipo de discurso puede resultar reconfortante en un primer momento, pero suele vaciarse de sentido frente al sufrimiento persistente. - Promesas de soluciones mágicas
Desde “retirar traumas del cuerpo” en una sola sesión hasta “activar tu ADN cuántico”, muchas de estas propuestas eluden el trabajo terapéutico real: ese que implica dolor, tiempo, compromiso, contradicción y presencia. - Dependencia emocional y financiera
Se genera una dinámica en la que el seguidor siente que necesita estar constantemente consumiendo sus cursos, sesiones, retiros o productos para mantenerse “alineado” o “protegido”. En lugar de promover autonomía, refuerzan la necesidad de pertenecer a una narrativa espiritual que depende de ellos.
¿Por qué este fenómeno es tan atractivo?
La respuesta es sencilla: porque muchas personas están sufriendo. El dolor emocional busca sentido, y cuando la psicoterapia se percibe como inaccesible, lenta o demasiado racional, el discurso místico y esperanzador de estos gurús ofrece un alivio inmediato. Además, en un contexto de crisis global, estrés constante y fragmentación del tejido social, la promesa de pertenecer a una “tribu consciente” o de alcanzar una “vibración superior” resulta tentadora.
Sin embargo, este tipo de alivio no transforma. Solo posterga el contacto honesto con el dolor y, en muchos casos, lo agrava.
La psicoterapia: un camino de transformación real
Como psicólogo, veo diariamente las consecuencias que estas promesas vacías dejan en los pacientes: sentimientos de culpa por “no sanar lo suficiente”, confusión por consejos contradictorios, dificultad para confiar en procesos terapéuticos reales, y una profunda desregulación emocional que no fue abordada adecuadamente.
La psicoterapia basada en evidencia no ofrece milagros. Ofrece presencia, humanidad, escucha, estructura y herramientas que han sido validadas a través de años de investigación. En enfoques como la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), ayudamos a las personas a dejar de luchar contra su malestar, a reconocer sus emociones difíciles, a clarificar lo que realmente valoran y a comprometerse con acciones significativas.
Este camino no es instantáneo, pero es profundo. No vende ilusiones, sino que cultiva conciencia, flexibilidad y transformación genuina.
¿Cómo protegernos (y proteger a nuestros pacientes) de estas dinámicas?
- Invitar al discernimiento: No todo lo que parece espiritual es saludable. La duda es un signo de salud mental.
- Educar en pensamiento crítico: Ayudar a las personas a identificar discursos manipuladores y a distinguir entre la intuición genuina y la sugestión emocional.
- Visibilizar los límites éticos: Un profesional de la salud mental no debe vender soluciones mágicas, ni fomentar dependencia.
- Acompañar desde la autenticidad: Cuanto más humanos, presentes y compasivos seamos como terapeutas, menos espacio tendrán las figuras que buscan llenar esos vacíos con superficialidad.
El bienestar emocional no es un producto que se compra, ni una meta que se alcanza con afirmaciones positivas y baños de sonido. Es un proceso complejo, íntimo, a veces doloroso, pero profundamente valioso. Como psicólogos, tenemos la responsabilidad de ofrecer un espacio seguro, ético y transformador para quienes nos buscan. Frente a la seducción del brillo superficial, apostemos por el trabajo auténtico de acompañar a las personas a vivir con sentido y libertad.
Jefferson Bastidas
Psicólogo en Manizales y online